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Las ciudades son el futuro de la vida global. En 2022, según la ONU:
En 2050 el 70% de la población mundial vivirá en zonas urbanas.
Las ciudades emiten el 75% de las emisiones de carbono de todo el planeta.
La Agenda 2030 tiene como objetivo la mejora del transporte hacia alternativas más asequibles y sostenibles.
En el camino hacia un futuro más verde, las ciudades sostenibles se apoyan en soluciones de transporte innovadoras. Hoy en día, adoptar el transporte ecológico no es solo una necesidad ambiental, sino un movimiento transformador destinado a remodelar nuestros paisajes urbanos.
El transporte es la base de la vida urbana, sustentando la actividad económica, la interacción social y la sostenibilidad medioambiental. Su importancia en la construcción de ciudades prósperas, resistentes y habitables no puede subestimarse. Sin embargo, también es un factor que está ahogando la vida de nuestras ciudades y de nuestro planeta. Por ello, el transporte ecológico se convierte en un elemento clave en el esfuerzo por hacer nuestras ciudades más sostenibles.
El transporte ecológico, también conocido como transporte sostenible, se refiere a los modos de transporte que tienen un menor impacto sobre el medio ambiente en comparación con los vehículos tradicionales basados en combustibles fósiles. Esta forma de transporte pretende crear un entorno urbano más sostenible y saludable, replanteando cómo nos movemos por nuestras ciudades.
Estos son los componentes clave del transporte ecológico:
● Vehículos eléctricos (VE): coches, autobuses y bicicletas propulsados por electricidad en lugar de combustibles fósiles, lo que reduce significativamente las emisiones.
● Transporte público: sistemas de transporte público eficientes y ampliamente accesibles, como autobuses, tranvías y redes de metro, que reduzcan el número de desplazamientos individuales en coche.
● Ciclismo y marcha a pie: una infraestructura que fomente el ciclismo y la marcha a pie, incluidos carriles bici exclusivos y calles aptas para peatones, con el fin de fomentar formas de transporte no motorizadas.
● Coches y trayectos compartidos: servicios que optimizan el uso del vehículo, reduciendo el número de coches en la carretera y, en consecuencia, la congestión del tráfico y las emisiones.
● Combustibles alternativos: vehículos propulsados por biocombustibles, hidrógeno u otras fuentes de energía renovables que producen menos contaminantes.
El distintivo medioambiental es un sistema de clasificación utilizado en España para identificar y regular la contaminación del aire generada por los vehículos. Fue implementado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, tiene como objetivo principal promover el uso de vehículos menos contaminantes y, al mismo tiempo, contribuir a la mejora de la calidad del aire en las ciudades. Los distintivos, que se dividen en cuatro categorías (0 emisiones, Eco, C y B), se asignan en función de las características ambientales del vehículo, como su tipo de combustible y sus emisiones de dióxido de carbono (CO2) y otros contaminantes.
El distintivo medioambiental tiene múltiples beneficios, tanto para los ciudadanos como para el medio ambiente. En primer lugar, los vehículos que portan el distintivo 0 y Eco suelen disfrutar de ventajas en el acceso a zonas de bajas emisiones (ZBE), donde se limita la circulación de automóviles más contaminantes. Esto fomenta el uso de vehículos eléctricos o híbridos y reduce la congestión en áreas urbanas. Además, algunas ciudades ofrecen bonificaciones en impuestos municipales, como el de circulación, a los vehículos más ecológicos.
Por otro lado, el distintivo medioambiental también se enmarca en las políticas de sostenibilidad y cambio climático que España ha adoptado en los últimos años. Este distintivo se convierte en una herramienta crucial para facilitar el cambio hacia un modelo de movilidad más sostenible, por lo que no solo representa un avance en la regulación del tráfico, sino que también es un paso importante hacia un futuro más limpio y saludable para todos.
La respuesta rápida es “no”, el distintivo ambiental no es obligatorio en España. Sin embargo, su uso es altamente recomendable y, en muchos casos, necesario para poder circular en ciertas áreas, especialmente en zonas de bajas emisiones (ZBE) de diversas ciudades. Aunque no sea un requisito legal tenerlo, los vehículos que no cuentan con el distintivo pueden enfrentar restricciones de acceso o incluso multas en estas zonas.
Por otra parte, obtener el distintivo puede brindar ventajas adicionales, como bonificaciones en impuestos de circulación, acceso preferente a aparcamientos y la posibilidad de participar en incentivos para la adquisición de vehículos menos contaminantes. Así pues, aunque no sea obligatorio, contar con el distintivo ambiental es beneficioso tanto para los conductores como para la mejora de la calidad del aire en las ciudades.
En España, las etiquetas ambientales, conocidas como distintivos ambientales, se clasifican en cuatro categorías, cada una de las cuales corresponde a diferentes niveles de emisiones de contaminantes de los vehículos. Estas etiquetas son emitidas por la Dirección General de Tráfico (DGT) y son las siguientes:
Esta etiqueta está destinada a vehículos eléctricos puros y vehículos de hidrógeno. Los vehículos que portan esta etiqueta tienen cero emisiones de gases contaminantes y son los más sostenibles del mercado.
Esta categoría incluye vehículos híbridos enchufables que cumplen ciertos requisitos de autonomía eléctrica, así como vehículos híbridos convencionales y aquellos que utilizan combustibles alternativos menos contaminantes (como el gas natural). Estos vehículos tienen un impacto ambiental menor en comparación con los de combustibles fósiles.
Esta etiqueta se asigna a vehículos de gasolina matriculados a partir de enero de 2006 y a vehículos diésel matriculados a partir de enero de 2014. Aunque estos vehículos son más contaminantes que los de las categorías anteriores, son considerados menos contaminantes que los vehículos más antiguos.
Esta categoría se refiere a vehículos de gasolina matriculados entre 2000 y 2005 y a vehículos diésel matriculados entre 2006 y 2013. Estos vehículos tienen un mayor nivel de emisiones de contaminantes y son los que más restricciones pueden enfrentar en las zonas de bajas emisiones.
Los vehículos que no cuentan con ninguna de estas etiquetas son aquellos más antiguos y contaminantes, generalmente matriculados antes de 2000 para gasolina y antes de 2006 para diésel. Estos vehículos están sujetos a las restricciones más severas en áreas con ZBE.
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